Al campo echada la osamenta
besando cada noche, cada amanecer…
Y en las tristes hojas, saber…
Que el poeta muere pobre…
Tantas veces incomprendido…
Obligado a seleccionar entre letras y
querer…
Nada… prefiero ver lo negro del sol,
lo rojo del agua…
Desde mis huesos meciendo la noche
cabalgo corceles de riendas tirantes…
Sobre tierras estériles de molinos muertos…
Amaso mi propia arcilla…
Más allá
queda el letargo del hombre
intentando entender, sentir…
nada… así sentí cuando ya apenas
el calcio se lo lleva el viento…
M.A.B
Autor: Miguel Ángel Biscuso
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